El búnker de El Capricho es una de los muchos secretos que esconde este desconocido parque madrileño, situado en el barrio de Alameda de Osuna. Este refugio antiaéreo se construyó durante la Guerra Civil para servir como sede del Cuartel General del Ejército Republicano del Centro, aunque sólo se utilizó una vez (sin que los bombardeos tuvieran nada que ver).
Historia del búnker militar de El Capricho
La propiedad del parque correspondía en los años 30 a la familia Bauer, una adinerada familia judía con gran influencia en nuestro país.
La Casa del Socorro Rojo internacional, una especie de Cruz Roja de la Internacional Comunista, va a incautar el parque de El Capricho. Su objetivo era construir una granja-escuela que acogiera a aquellos niños de familias obreras que quedaran huérfanos tras los bombardeos de la Guerra Civil. También se proyectaba la construcción de una universidad para que no tuviesen que depender de la caridad.

Este proyecto universitario se va a interrumpir en 1937. El Ejército Republicano del Centro va a trasladarse tras la batalla de Brunete del palacio de Hacienda (en clave, posición Japón) hasta el parque de El Capricho (posición Jaca). Si te fijas, una línea recta separa ambas posiciones en el mapa.
Desde el 5 de agosto de 1937, este jardín histórico se establecerá como Cuartel General del Ejercito Republicano del Centro, con el general Miaja a la cabeza. El Capricho va a servir para albergar los tanques soviéticos T26B enviados al Gobierno republicano o para la operativa de batallas como la de Guadalajara o la del Ebro.
¿Por qué el búnker está donde está?
La ubicación del búnker de El Capricho no se dejó ni mucho menos al azar. El alto mando republicano consideró los siguientes factores para determinar que el parque de El Capricho era la mejor ubicación posible.
- Comunicaciones por tierra. Era un lugar especialmente relevante desde el punto de vista estratégico. Se situaba cerca de la N-II y de la N-III, carreteras que comunicaban con Barcelona, Zaragoza y Valencia. 3 ciudades importantes para la República que podían servir como buenas vías de escape.
- Comunicaciones por aire. Del mismo modo, el parque se situaba a poca distancia del aeropuerto de Barajas (inaugurado hacía pocos años, en 1931) y de la base aérea soviética de Alcalá de Henares para una mejor defensa por aire.
- Vegetación. La frondosidad del parque impedía ver desde el aire lo que había desplegado y dificultaba la precisión de las bombas.

El búnker de El Capricho en cifras: resistencia, profundidad, aforo
Este refugio antiaéreo (2000 metros cuadrados) está construido con planchas de hormigón de 1 metro de ancho, lo que le permitiría aguantar bombas de hasta 100 kilos. Si añadimos a la ecuación sus 15 metros de profundidad, se habla de que la resistencia aumentaría hasta situarse en una horquilla de 160 a 300 kilos.
Una de las bazas del búnker era la poca precisión que obtenían los bombardeos dirigidos a blancos relevantes, para los que se usaban bombas de gran peso. Estas podían aterrizar a varios cientos de metros del objetivo.
Se ideó para acoger a unas 200 personas, en caso de necesidad, durante un tiempo estimado de 15-20 días. No obstante, hay que imaginarlas haciendo turnos para ducharse, comer o, incluso, dormir.

El techo abovedado está pensado para velar por la salud mental de los ocupantes del búnker, aparte de para resistir los bombardeos. Estudios de finales del siglo XIX y principios del XX demuestran que las personas soportan mejor las estancias bajo tierra en estructuras abovedadas, pintadas y alicatadas de blanco (es el caso de varias estaciones de la red de Metro de Madrid).
Pese a los esfuerzos por convertirlo en un lugar habitable, la realidad es que el búnker NUNCA se utilizó como refugio ante el fuego enemigo al no haber bombardeos en la zona. Sí que se empleó por primera y única en marzo de 1939, durante el golpe de Estado de Segismundo Casado. Los partidarios del presidente Negrín tomaron el búnker, pero al día siguiente lo recuperaron los casadistas, que acabaron por tumbar al Gobierno de la República.
Películas rodadas en el búnker y el parque de El Capricho
La belleza del parque no ha pasado inadvertida para un puñado de cineastas, que han decidido usar sus exteriores como mejor plató. Es el caso de Doctor Zhivago (1965) o Un rayo de luz (1960), de Marisol.
El misterio del búnker también ha propiciado que reciba buenas dosis de atención por parte de las cámaras, con resultados dispares.

En Comando al infierno (1969), protagonizada por una joven Raffaella Carrà, el búnker hizo las veces de posición nazi dentro de la Francia ocupada.
Por contra, el rodaje de El gran amor del conde Drácula (1972), película de serie B, tuvo un final trágico. Se permitió a los productores desalojar la sala de máquinas y pintar las paredes de negro para simular una maravillosa cripta (con un resultado estético cuestionable, como se puede ver).
Visita al búnker
El Programa Pasea Madrid, de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Ayuntamiento de Madrid, ofrece visitas gratuitas guiadas al búnker mediante reserva (se puede realizar en el link de arriba). Estas se realizan en fines de semana y festivos y duran aproximadamente una hora.
La convocatoria de rutas más reciente (octubre a diciembre) se está celebrando en la actualidad, por lo que deberás esperar un poco para disfrutar del búnker de El Capricho. Las plazas se suelen abrir hacia finales de los meses pares.

Mi consejo es que revises periódicamente la web de Patrimonio Cultural para enterarte de la fecha y hora exacta en que se abrirá una nueva convocatoria.
Una vez la sepas, organízate bien para poder estar frente a la pantalla nada más se abra el plazo. Las entradas vuelan en minutos e incluso mientras rellenas los datos del formulario. Es buena idea coger varias fechas y anular las que toquen.
Cómo llegar al parque de El Capricho
Existen diferentes opciones para llegar al parque. Por un lado, hay una parada de metro de la línea 5 (El Capricho) a menos de 10 minutos andando. También puedes optar por alguna de las líneas de autobuses (101, 105 o 151) que conectan con este precioso jardín histórico, uno de mis rincones favoritos de la ciudad.
Una vez allí, el guía de la visita te esperará en los tornos de entrada junto con el resto de visitantes. Él te contará la lucha de varias asociaciones de vecinos con las Administraciones municipales para que el búnker pudiera ser visitado por el público. Sólo queda darles las gracias y desearte una feliz visita si finalmente acudes a visitarlo.