Los restos del autor de ‘El Quijote’ descansan en el Convento de las Trinitarias Descalzas, situado enfrente de esta librería anticuaria del barrio de Las Letras
Antes de franquear la puerta de madera de la librería Miguel Miranda, es casi imposible no advertir la solemne placa conmemorativa que rompe abruptamente la monocromía de ladrillo visto del Convento de las Trinitarias Descalzas, situado justo enfrente. Está dedicada a Miguel de Cervantes, cuyos restos fueron descubiertos en el año 2015 en la cripta de este histórico monumento del barrio de Las Letras de Madrid.
“Precisamente, hemos tenido alguna edición de ‘El Quijote’ del siglo XVII y otras bastante raras, como una que se editó en Londres”, cuenta Miguel Miranda Barrientos. Fundada en 1949 por su abuelo, Miguel Miranda Vicente, actualmente él se ocupa del negocio familiar después de que su padre, Miguel Miranda Miravet, también estuviera al frente durante unos años. Dos alturas de libros conectadas por una distinguida escalera de caracol, perfectamente ordenados y expuestos y mostrados casi como joyas, son el decorado de la conversación.

Dos iniciales (MM) y tres generaciones, en hasta cuatro ubicaciones distintas, todas ellas en el propio barrio de Las Letras, se han volcado en el mundo de los libros desde la apertura de la primera tienda.
En concreto, a ediciones muy especiales por su rareza o escasez. Quizá el Santo Grial del stock de la librería Miguel Miranda sea ‘Entrando en fuego’, una edición de muy corta tirada escrita por un adolescente Ramón Gómez de la Serna. Está valorada en varios miles de euros. “Siempre me han dicho que es un libro rarísimo. Y no hemos visto otro a la venta en ningún lado. Supongo que los habrá, pero se debieron de hacer muy pocos: para los amigos y cuatro gatos más”, explica el actual gerente de la librería.
“Compro a veces en subastas online o a gente que viene y no sabe qué hacer con la biblioteca de su padre, por ejemplo. Pero, sobre todo, tengo una base de miles y miles de libros heredada de mi abuelo, que iba a comprar al Rastro todos los domingos. Entendía mucho”, cuenta el nieto del fundador sobre el fondo editorial del que dispone.

Miguel Miranda Vicente transformó la primera tienda en un pequeño punto de encuentro entre intelectuales y celebridades de la época, pues la interpretación era su otra gran pasión. Fue miembro regular del reparto del Teatro Español durante casi una década. Camilo José Cela, Fernando Fernán Gómez o Francisco García Pavón irían a visitarle durante los primeros años de vida del establecimiento, el cual han recogido en sus páginas publicaciones como ‘El País’, ‘El Mundo’ o incluso ‘Financial Times’.
“Ojalá pueda llegar al siglo de vida —desea el actual encargado de la librería Miguel Miranda—. Uno de los puntos fuertes de la tienda es que es como una especie de serpiente. Se dice que pueden estar varios meses sin beber y comer si le das un huevo crudo. Este es un tipo de negocio que puede hibernar bastante, en el sentido de que, si las cosas vienen mal dadas, no hay muchos gastos de mantenimiento. Es una ventaja. Además, siempre hay gente interesada por lo que respecta a libros agotados”.

Como un aplicado guardián de la cultura, Miguel Miranda Barrientos no pierde de vista la dimensión social de los productos que guarda con esmero en sus estanterías de madera. “Es evidente que, ante todo, esto es una tienda. Pero resulta muy gratificante conseguir libros o autores de los que es muy difícil encontrar información para darlos a conocer y difundir cultura”, asegura. Con Miguel de Cervantes vigilando sus pasos en la fachada de enfrente y la Casa-Museo de Lope de Vega a apenas 100 metros, a la librería anticuaria Miguel Miranda no le queda más remedio que seguir apostando por la literatura. Como lleva haciendo más de 70 años, en definitiva.
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